Shanghái está intentando atraer a una de las mayores estrellas del pop del mundo, Taylor Swift, para que realice un concierto. Esto podría ser un gran acontecimiento para la ciudad y para China en su conjunto. Pero, como todos sabemos, el mundo de las aplicaciones de dinero internacional es complicado, especialmente cuando se trata de China. Vamos a profundizar en lo que un concierto de Taylor Swift podría significar para la economía y el paisaje cultural de Shanghái.
Cómo el entretenimiento da forma al paisaje económico de China
En los últimos años, Shanghái se ha convertido en un punto caliente para actividades culturales, con un notable aumento en las grandes actuaciones comerciales. El apetito por actos internacionales ha crecido entre los jóvenes chinos, muchos de los cuales están dispuestos a viajar a diferentes ciudades para asistir a un gran concierto. Este cambio cultural no se trata solo de diversión y música; tiene implicaciones económicas tangibles.
Por ejemplo, el documental sobre su gira, titulado Taylor Swift: The Eras Tour, rompió récords en la historia de la taquilla china cuando se estrenó en octubre de 2024. La película se proyectó en China durante 69 días, atrayendo a más de 2 millones de espectadores y recaudando 100 millones de yuanes (alrededor de $13.8 millones). Esto es un claro indicador de cuán impactante puede ser albergar a celebridades de renombre.
El panorama regulatorio
Pero no todo son buenas noticias. Albergar actuaciones internacionales en China está lleno de obstáculos. El gobierno ha sido históricamente cauteloso a la hora de permitir grandes eventos con artistas extranjeros, preocupado de que puedan desplazar la cultura china o poner en peligro la seguridad pública. Sin embargo, esta postura parece estar suavizándose, probablemente debido a los beneficios económicos que tales eventos pueden proporcionar.
Los asesores del gobierno de Shanghái incluso han llamado a celebridades como Taylor Swift “GDP ambulante”. Han estado presionando por menos restricciones en los actos internacionales para atraer más espectáculos de alto perfil. En consecuencia, el gobierno de Shanghái ahora dice que simplificaría el proceso para visas y aprobaciones, esperando atraer talento de primer nivel.
El factor Taylor Swift: un estudio de caso
Se ha informado que Shanghái ha comenzado a discutir con Taylor Swift sobre un posible concierto este año. Según Zhang Qi, el director adjunto de la oficina de cultura y turismo de Shanghái, los funcionarios locales han tenido conversaciones con el equipo de Swift. Si bien es optimista, también advierte que depende del “mercado y la atractividad de nuestra ciudad”.
Si este concierto se lleva a cabo, el impacto económico podría ser masivo. Su reciente gira rompió récords en términos de asistencia e impacto económico, con el último espectáculo en Vancouver generando entre $13 mil millones y $28 mil millones a nivel global. Si Shanghái puede lograrlo, podría significar un impulso financiero significativo.
Otras ciudades de China, como Hangzhou, también están mirando oportunidades para albergar actos internacionales. Un funcionario de turismo allí está apostando a que Swift se presentará en su ciudad después de que Ed Sheeran anunciara que tocaría allí a principios de 2024. La provincia insular del sur de Hainan también está haciendo movimientos para invitar a superestrellas del rap como Travis Scott y Cardi B.
Resumen: una espada de doble filo
Sin duda, albergar a celebridades internacionales como Taylor Swift puede traer serios ingresos y turismo. Pero hay un precio a pagar. El impacto cultural de estos eventos necesita una cuidadosa consideración. No queremos ver el entretenimiento extranjero ahogando las narrativas locales.
Y no olvidemos que los beneficios económicos de estas enormes giras pueden no ser sostenibles. A menudo requieren alta energía y viajes, lo que puede dañar el medio ambiente. Para que los beneficios perduren, debe haber un cambio hacia prácticas más sostenibles.
En resumen, mientras que un concierto de Taylor Swift podría inyectar mucho dinero en la economía, tenemos que pensar en cómo eso se ajusta a las narrativas culturales y medioambientales.